La rotonda de 13 y 90 una pintura de la desatención

A muchos transeúntes los sorprende. A otros no. La gente del lugar está acostumbrada. Hasta llevan a sus hijos al puñado de juegos precarios que hay colocados. Pero realmente llama poderosamente la atención la mugre y el abandono que se abate por la rotonda de 13 y 90.

Restos de bolsas, de paquetes de cualquier tipo, papeles, cartones, más bolsas, y más mugre volando por doquier. La imagen es dantesca. Allí no llegan aquellos trabajadores que pinchan los restos de basura y los meten en las bolsas.

A simple vista pareciera que la postal oficiara de punto intermedio en donde se termina la atención del estado y nace el abandono. Resulta sumamente dantesco observar como los restos de mugre cubren todo el panorama y se enroscan los lugares donde los pibes del barrio salen a jugar.

Por supuesto que la crítica deparará cientos de conjeturas el dedo inquisidor recaerá en aquel que debe limpiar, el que manda para que se haga, en el que arroja la basura en cualquier lado, en la empresa encargada de la recolección. Todo tiene que ver con todo, pero lo que queda claro que esa postal no se observa en otros puntos de la ciudad.

En la rotonda de 7 y 90 sacaron el contenedor de no habituales de un lugar para mudarlo a otro con la idea de que allí no lo iban a llenar de basura. Lo pusieron junto a la garita policial. Ocurrió lo que iba a pasar, la mugre la siguen tirando ahí adentro, en el costado y atrás. Los que nos deben cuidar ahora lidian con el mal olor del basurero móvil.

Pero volviendo a los espacios públicos, en referencia a esos lugares limpios y cuidados donde el vecino puede disfrutar y utilizarlos, en algún momento tuvieron y tiene la solución en torno al mantenimiento y la limpieza, salvo este pequeño terruño de Villa Elvira.

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