Avenida 72: Cada vez más parecida al camino de cintura en el conurbano bonaerense

   Claramente circular por la avenida 72 termina siendo todo un calvario tanto para el que viaja a borde de un vehículo como aquel que camina por sus calles.

    Como ya lo hemos advertido desde este medio, las veredas sobre la avenida de Circunvalación han sido copadas por agencias de autos que la usan de vidrieras para sus ventas particulares, negocios que ofrecen ventas por mayor de bebidas o más de una casa del usado que coloca sus productos.

   Talleristas que arreglan autos en esplanadas, madereras que asientan sus productos, parrillas con mesas al paso, supermercados que dejan carros, y demás variedad que hacen uso del espacio público. Sin contar ochavas comerciales con Food Tracks y mobiliario que ocupa grandes espacios.

    La colocación de reductores de velocidad, totem que miden las velocidades. y los arreglos desprolijos (tienen gran altura) en la Circunvalación, casualmente se han roto de una noche hacia la otra con canaletas que debieron ser tapadas dejando símil de lomas de burro, como si esa hubiese sido la intención, no han logrado reducir las velocidades.

   Los semáforos otro dolor de cabeza. Más de una vez hay que estar prendiéndole velas a los del cruce de 19 y 72 para que no dejen de andar y a los de 25 y 72 para que funcionen. Los de avenida 7 y 1 funcionan, pero tienen paradas de colectivo apenas se cruza la calle lo que hace que se entorpezca en paso. Ahora se le sumo un nuevo condicionante y es el paso del Tren Universitario que, si bien es fluido, no deja de ser un nuevo estorbo.

   La Municipalidad debería hacer bacheo en las vías del tren porque los pozos hacen que el paso vehicular sea lento, provocando en horas picos una circulación reducida. El horario de carga y descarga también es una complejidad. En 20 y 72, casa de venta de hierros, como en 13 y 72, hipermercado, grandes camiones suelen cortar el tránsito en sus tareas para acomodarse para la descarga.

   Para el final está el paso decidido de conductores de empresas de colectivos que marcan el ritmo y no les tiembla el pulso para hacer una maniobra de giro como de rebase. Ni los de la 275, 273, Este, Sur, le esquivan a la frenada brusca ni al “me toca doblar acá”. Muy por encima de todas estas “escuderías” resalta el TALP, donde sus conductores, avezados líderes del mano a mano en calle con doctorado en el Conurbano profundo, son como un Tsumani que se lleva puesta la 72.

   Para cerrar, si algo le hacía falta a la Circunvalación, son los camiones de gran porte que la atraviesan en todo horario y que hacen crujir el asfaltado por el peso que transportan y que nunca es controlado. La 72, una odisea que se complica en horas picos, provocando colas, malestares y una total autarquía en donde cada actor es responsable de su propio destino.

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