A las semillitas: el grito de un histórico vecino conocido por la ciudad

¿Cómo no lo voy a conocer? Comentaron casi al unísono una decena de consultados al preguntarles sobre este viejo vendedor ambulante que se hizo conocido hace más de 30 años por vender semillitas en la puerta de la cancha.

Ya hace mucho tiempo que al “Vicharra” apodo con el cual se lo identifica, no se lo suele ver por el Bosque o por el Estadio UNO, aunque todo el mundo lo recuerda.

Fue Carlitos Amarilla quién se lo encontró en la esquina de 115 y 76, vive muy cerca de Barrio Pami, el que le pidió retratar ese encuentro para mostrarle a los amigos que el eterno vendedor ambulante estaba con vida.

“En mi regreso a La Plata lo cruzo todos los días. De las épocas del potrero de 115 y 76, todos los sábados en una cancha de polvo de fútbol interminables” apuntó el vecino.

Así comenzó una larga lista de amigos y vecinos consultados para saber si recordaban al viejo vendedor de semillitas de la puerta de la cancha. Carlos Breccia, conocido comerciante de City Bell, con pasado como lechero en la zona del Cementerio y Villa Elvira, rememoró que “me lo cruce hace unos meses, lo vi flaco pero bien, estuvimos hablando” y adujo que “debe tener como vendedor ambulante en la puerta de la cancha, más de 50 años, yo lo recuerdo más allá del año 70”.

De los entrevistados, hubo uno solo que se animó a decir que “creo que se llama Carlos, pero todo el mundo lo conoce por el vicharra” y a ante el pedido de saber el origen de su sobrenombre el consultado no se animó a atreverse a dar respuesta.

Poco tendrá que ver su sobrenombre con la distinción que reciben las viejas cocina de campo del Perú que se denominaban Vicharra. “Andá a saber si le gustaba cazar “bicharracos” con la gomera de chico y le quedó el apodo” insistió otra de las personas que atinaron a responder.

Este histórico vendedor de semillitas que todos dicen conocer, pero no atinan ni el nombre, se lo suele ver caminando por avenida 1 rumbo al Policlínico o volviendo de esos lados, pero hace rato que no se escucha su voz con el clásico: “a las semis, a las semis, muchachos, hay semillitas”.  

Al cierre de esta edición, fue su hermana Norma quién confirmó que este viejo vendedor ambulante, más allá de su famoso sobrenombre, se llama Roberto Córdoba.  

Comentarios