Se desconocen los motivos por los cuales el Municipio privilegia la colocación de reductores por sobre otros puntos en donde hace años son reclamados como muy necesarios. Se han arreglado calles y borrado las lomas de burro que evitaban accidentes. El tiempo pasa, las promesa abundan, pero las soluciones no llegan.
En este año de carrera electoral se han apurado los trabajos de remodelación de calles en la localidad con la colocación de nuevas carpetas asfálticas, pero no han continuado con la colocación de los tan necesarios reductores de velocidad. Es más, en calles que fueron reparadas y por más de 20 años ya tenían colocadas las lomas de burro, estas no fueron respetadas y se han vuelto a convertir en esquinas peligrosas.
Ni hablar de lo que ocurre desde la avenida 90 hacia Parque Sicardi en donde el brazo protector del Estado desaparece y el vecino queda haciendo más señas que “Bernardo del Zorro” cuando los conductores imprudentes arremeten en calles muy angostas y peligrosas.
Se supone, el vecino medio así lo cree, que un ingeniero o una Comisión especializada o un técnico son los que determinan y analizan los pedidos sobre la necesidad de colocar reductores. Hace casi un mes y medio, lo que resultó una buena medida, involucró a un puñado de instituciones educativas en donde la comuna puso lomas de burro.
Al mismo tiempo, fueron instalados reductores en otros sectores de la localidad que despertaron curiosidad en los vecinos sobre el orden de prioridades. En este caso, en la esquina de 12 y 73, desde hace casi más de un mes, la MLP decidió emplazar un reductor al cual seguramente lo consideró prioritario por sobre otros cruces.
La resolución no pareció tan prioritaria para los frentistas que consultaron sobre otras necesidades que llevan años esperando. La instalación se hizo sobre calle 12, en el sector que va de 72 hacia el Monasterio previo al cruce con 73. No así para el que viene desde 78, raro porque alcanza más velocidad el que viene con pique de bajada hacia la avenida que aquel que retoma. Es decir, la persona o el equipo técnico que justificó la postura del reductor aconsejó o consideró el mejor resultado que sea puesto de un solo lado del cruce.
En la zona no predominan las escuelas públicas ni privadas. Lo más cercano al lugar es el Colegio Padre Castañeda de 13 y 68. Lo más cercano en el rubro popular pueden ser el Club Nueva Unión, privilegia el bar, un supermercado Chino con ofertas en tintos sobre la Av. 72 y la recientemente inaugurada Estación Circunvalación que aún resta ser un boom.
Para tener en cuenta, es que por calle 73 los automovilistas que desean cruzar la 12, tienen que sortear una profunda cuneta por lo que deben frenar y reducir la velocidad si no quieren romper el tren delantero. Seguramente que el reductor algún motivo o pedido fue instalado en el lugar, aunque sin juzgar responsabilidades, las prioridades en Villa Elvira parecen ser otras.
A pocas cuadras de allí, como si los reductores estarían en oferta y con una disponibilidad como para hacer dulce, en avenida 13 y 75, en ambas manos, fueron instalados. A menos de cien metros, tanto en 74 como en 76 existen semáforos. Tampoco es un cruce para una escuela ni institución, salvo una casita de fiestas. Seguramente necesario, pero no prioritario.
Por nombrar lugares cercanos a este, la calle 4 de 80 a 72 viene siendo una pista de carreras todas las mañanas y en horarios pico. El cruce con 76, 74 y 73 donde ocurren los mayores accidentes, demandan acciones al respecto. Lo mismo ocurre con calle 9 y los mismos peligrosos cruces: 76, 74 y 73, con la salvedad que el encuentro con la 74 es la más peligrosa.
Seguramente desde la Comuna tomarán nota y quizás en un futuro más cercano se podrán resolver los cruces apuntados, que antes poseían lomas de burro que se fueron degradando, y que puedan tener sus reductores.