“Un discurso alarmante e impropio de un primer mandatario” afirmó el concejal de Unión por Todos, Juan Manuel Granillo Fernández al referirse a Javier Milei luego de que el presidente se pronunciara sobre el rol de los rol de los empleados públicos y la oposición. El edil presentó un proyecto para que el Concejo Deliberante repudie los dichos pronunciados recientemente en el Yacht Club de Puerto Madero.
“Tras una larga jornada de protestas de trabajadores y jubilados por la agobiante situación que vienen sufriendo estos sectores, el presidente Javier Milei tuvo una noche de odio explícito” dijo el concejal Granillo Fernández y agregó que “entre fieles y afines, Milei tildó de "parásitos mentales" a la oposición y reivindicó la crueldad de su gestión: "Sí, soy cruel, kukas inmundos, soy cruel con ustedes, con los empleados públicos, con los estatistas"”
“El Presidente puso en duda la idoneidad y aptitudes psicofísicas de los empleados públicos que, en la provincia de Buenos Aires, debieron cumplimentar exigentes requisitos de estudios, de salud y actitud psicofísica, entre otras requisitos que se requieren para su admisibilidad” sostuvo Granillo Fernández.
En ese sentido, el edil pronunció que “todo es parte de un fuerte discurso de odio hacia la gestión pública, que viene siendo un sector fuertemente atacado desde el gobierno y los medios de comunicación” y advirtió que “Milei decidió calificar a la oposición como "orcos infumables", pero luego tomó prestada la definición del dirigente chileno de ultraderecha Axel Kaiser, a quien definió como "un gigante" que integra la Fundación Faro y utilizó para tildar de "parásitos mentales" a quienes se oponen a sus políticas”.
“La reiterada denominación de “kukas” para todo aquel que piense distinto al Presidente lleva al desprecio, a la deshumanización, y a la marginación de una sociedad que debería estar representada por el Primer Mandatario en su conjunto, es decir, para todos los habitantes de la nación” afirmó el edil peronista.
Concluyendo, Granillo Fernández, parafraseó a escritora Rita Segato, al sentenciar que “la repetición de la violencia produce un efecto de normalización de un paisaje de crueldad y, con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía indispensables para la empresa predadora. La crueldad habitual es directamente proporcional a formas de gozo narcísico y consumista, y al aislamiento de los ciudadanos mediante su desensitización al sufrimiento de los otros”.