Frentistas se quejan de la invasión que sufre el espacio público los fines de semana. Hablan de música alta, autos en ramblas e ingresos a viviendas, visitantes que defecan y otras necesidades en cualquier lado, vendedores violentos, y el auge del los delitos en la zona.
Vecinos del barrio del Parque Saavedra, 12 a 14 de 64 a 68, dicen sufrir de niveles de stress insostenibles los fines de semana con llegada con la apertura de la feria convocada por manteros que dejan el espacio público y los alrededores hecho un desastre.
Mientras que el intendente Julio Alak se pasea junto al gobernador Axel Kicilof inaugurando plazas céntricas remodeladas a costos millonarios en base al dinero que en parte pertenecería al pago de la atrasada tasa de capitalidad, el Parque Saavedra quedó sumergido en un submundo vergonzoso sobre la utilización del espacio público platense.
Los números con los que se ejecutaron tres plazas, a valores millonarios y bastante inflados, no fueron objetados seriamente ni por la oposición en el Concejo Deliberante ni por la Defensora Ciudadana, Luciana Bártoli, de acuerdo a la supervisión de gastos de la comuna, permitiendo el corrimiento de manteros de Plaza Rocha, San Martín e Italia.
El “reordenamiento” obedeció a un corrimiento del vendedor ambulante a sectores como Meridiano Vº donde se albergó, de manera rentada, mensualizados, a cientos de vendedores informales. El ex Ayuntamiento está alquilado para cobijar a la comunidad Senegalesa y otros vendedores como así también otras galerías comerciales.
Pero, la informalidad, de a poco se fue plegando a la histórica feria artesanal del Parque Saavedra que suele tener residencia del lado del parque cerrado (Uriburu) y creció de manera desmesurada en los últimos meses.
La queja de los vecinos radica que ya no se puede usar el espacio público a voluntad los fines de semana porque no existen espacios disponibles porque está captado por los vendedores. No solamente la circunferencia del predio queda captada cada fin de semana de vendedores, sino que los caminos internos.
La gran convocatoria de personas, de manera estable, provoca que lugares públicos y privados sean usados de baños y que los cestos de basura rebalsen. “Cada vez que se van los de la feria quedan la mugre por todos lados, hasta pañales llenos” apuntaron los vecinos.
La venta informal se ha triplicado a partir de las medidas económicas dispuestas por el Gobierno nacional y se profundiza en las necesidades de las personas que buscan de alguna manera recaudar un peso para poder abonar una comida en su hogar.
De esta manera, la convocatoria de personas que utilizan la plaza para salir a caminar es mucho mayor a aquella que concurre a las galerías o a la zona de Meridiano, por lo que la convocatoria de ambulantes es mayor cada día.
Hasta el momento, conforme con haber desocupado las plazas céntricas, el Municipio no se ha manifestado y hasta asume cierto conformismo de que estos trabajadores informales se convoquen en el predio de la zona de la Iglesia San Francisco.
Por su parte, los vecinos que se autoconvocan en menor número que la cantidad de feriantes continúan con sus demandas hacia al gestión de Julio Alak con la intención de que ordenen la situación y que, al menos, puedan ordenar los fines de semana con apoyo en todo lo que tiene que ver con la limpieza o la dotación de baños químicos.
Otro de los temas planteados es la moderación de los equipos de música y evitar que los ocupantes no utilicen el parque para hacer fuegos con parrillas u ollas populares.
Por último, apuntando a que “se estaciona en cualquier lado” los vecinos velan por el control de las tomas de electricidad en las columnas de alumbrado que en la semana quedan con “los cables para afuera” y ordenar la circulación vehicular.